jueves, 13 de noviembre de 2008

Ciberactivismo y emancipación: construcción de ciudadanos para el SXXI

El big-bang del estado tecnológico y comunicacional actual se origina en la fusión de la PC e Internet[1], y se expande aceleradamente siguiendo la lógica hacker: el incentivo del trabajo es el reconocimiento.
La red ofrece un nuevo espacio de encuentro donde comunicarse con otros, donde informarse. La estructura de red distribuida (la enredadera por oposición al árbol[2]) implica poder acceder a la información existente y crear nueva información, según libres preferencias.
El conocimiento se construye a partir de información, y el conocimiento es el punto de partida hacia la emancipación. En orden a la ética del hacker, el conocimiento está distribuido y a disposición de todos, no solamente para su uso, sino también para mejorarlo, para construir nuevo conocimiento.
El acceso a la red requiere, por lo tanto, de recursos económicos (tecnologías) y culturales (competencias). Si “la propiedad real de los medios de producción trae aparejado el derecho de explotar, y la propiedad intelectual acarrea el derecho de excluir[3]” podremos los docentes “hackear” las competencias tecnológicas en favor de nuestros alumnos. Su “naturaleza digital” los predispone a integrarse con naturalidad a la ciudadanía digital, al ciberactivismo. Un papel importante en el proceso de inmersión en la red lo desempeñan los blogs, utilizados como incentivo a expresarse y enlazarse con ideas afines.
Construyendo al ciudadano digital, deberán tenerse presentes las singularidades de la red:
Ô La Pluriarquía: en una red de iguales la acción colectiva puede ser iniciada por cualquiera, y cualquiera puede sumarse. El espacio desde el cual se aporta a la construcción de la opinión pública es el blog, el autor es un bricoleur[4] cuyo incentivo es el número de lectores, enlaces y citas publicadas por otros bloggers. No existen representantes democráticos sino netócratas[5], quienes proponen acciones y dan fluidez a los intercambios en la red (por ejemplo, facilitando herramientas para una campaña como logos, SMS tipo, carteles, banners[6]).
Ô El Ciberactivismo[7]: es la estrategia de propagar un mensaje por los medios de comunicación y publicación electrónica personal con el propósito de cambiar la agenda pública. Las claves son el discurso utilizado (corto, claro y con una propuesta) y los destinatarios (blog, foro, cadena de contactos, otro medios como radios locales). Puede proponerse una campaña con objetivos y medios ya definidos para lograr adhesiones, o iniciar un swarming (orden espontáneo), caldear un gran debate que culminará en la acción que propongan los participantes. Una de ellas puede ser la ciberturba, que es la movilización callejera de un proceso de discusión originado en el ciberespacio. También puede ocurrir nada, y desvanecerse el debate.
Ô La identidad: la blogosfera representa el ciberespacio pluriárquico, donde los autores de cada blog (personas o corporaciones) escriben entrelazando información general y vida personal. Es un protagonista de la información, un selector de fuentes con mirada propia que agrega identidad a su entorno reticular. Pensando diferente el autor de “El Poder de las Redes” expresa que “Vivir y comunicar en red supone previamente aceptar y vivir en diversidad. De alguna manera, llegar a la red es ser exploradores de un nuevo mundo, un nuevo mundo al que no cabe aproximarse desde la lógica de conquista, la explotación o la ocupación[8]”.
Barak Obama, recientemente electo presidente de los EEUU de Norteamérica, utilizó inteligentemente la web, consiguió movilizar hasta las urnas el entusiasmo generado en el ciberespacio. Una de las claves fue el discurso articulado en toda la campaña: visiones generales sobre la esperanza y el cambio, reemplazando el tradicional detalle de políticas públicas[9]. El discurso lírico que tan claramente plantea de Ugarte en su obra. Obama ha resultado el primer gran cambio en la agenda política de los estadounidenses, ¡que los ciberactivistas te acompañen, Barak!.


[1] de Ugarte, D. El poder de las redes disponible en http://www.deugarte.com/manual-ilustrado-para-ciberactivistas ISBN 978-84-611-8873-4, pág. 36
[2] de Ugarte, D. op. citada, Prólogo pág. 16
[3] Lash, S. (2005) Crítica de la información. Amorrortu (BA) Cap. 2
[4] de Ugarte, D. op. citada, De la pluriarquía a la blogosfera págs. 44-45
[5] de Ugarte, D. op. citada, De la pluriarquía a la blogosfera págs. 43
[6] de Ugarte, D. op. citada, De la pluriarquía a la blogosfera págs. 90
[7] de Ugarte, D. op. citada, De la pluriarquía a la blogosfera págs. 73-92
[8] de Ugarte, D. op. citada, Pensando Diferente pág. 122
[9] Libedinsky, J. El custodio de la marca Obama Diario La Nación, Sección Enfoques, 09-11-08 disponible en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1067961

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Las edu-hojas de la edu-enredadera

Formando parte de los recursos educativos que no fueron pensados como tales, encontramos a las poderosas bitácoras o blogs. Las tecnologías de la información y de la comunicación posibilitaron la creación de estos diarios abiertos, donde los cibernautas pueden expresarse, hacerse conocer y recibir noticias de otras personas, es decir, comunicarse.
Internet, a través del chat, y los SMS de los celulares, fueron acusados de ser causantes del empobrecimiento de la escritura. No puede negarse la “malformación” de la escritura que se emplea en ambos medios, pero Internet no es únicamente el chat adolescente. Además de contar con otras aplicaciones, la expresión escrita a través de una plataforma virtual de aprendizaje, una lista de distribución o su bitácora, condiciona el cuidado con el que se redacta el texto, en función de la heterogeneidad de los potenciales receptores. El contexto, el propósito para el cual se escribe, puede motivar al usuario a sacar lo mejor de ellos[1].
El blog es útil para promover las habilidades de lectura y escritura, y de comunicación. La característica diferencial como herramienta informática es su interactividad.
Aplicado a la educación, la escritura de la bitácora permite a los alumnos reflexionar sobre su aprendizaje, al volver sobre sus propios textos, que funcionan como registro de la evolución de sus conocimientos.
Aplicado en forma personal, permite expresar las ideas propias y abre la posibilidad de vinculación en la blogósfera con otras personas de intereses compartidos, la socialización cibernética. Hasta podría pensarse en el blog personal como un elemento más (o una versión moderna) del tradicional Currículum Vitae, que por su dinamismo y riqueza de formatos que ofrece, resulte una pintura fresca y creativa del postulante.
Son muchos los autores que analizan el fenómeno del blog en educación, “edublog”. Se destaca entre ellos el artículo publicado en la Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, vol. 4, Nº1 (2005), titulado “El uso de weblogs en la docencia universitaria”, cuya autora es Adriana Gewerc Barujel[2]. La autora se refiere a la experiencia desarrollada en la universidad española de Santiago de Compostela, respecto de una asignatura sobre tecnologías en educación que compone el currículum del magisterio. En la particularidad de la experiencia se destaca la convergencia de los procesos de alfabetización y de competencia tecnológica, es decir, adquirir la habilidad de operar con la computadora e internet, junto a la de emplear esas tecnologías en el proceso de enseñanza (como futuro docente) y aprendizaje (como alumno del magisterio).
El blog individual producido por los alumnos se constituye en un Diario de Aprendizaje, un espacio donde registran sus experiencias y asumen un rol activo en la red, no sólo alimentándose de ella. Es también utilizado en la evaluación de los alumnos.
La autora señala que se utilizan otras vías de intercomunicación entre docentes y alumnos, como el chat, el foro y el correo electrónico. La utilización conjunta pretende crear y mantener una comunidad de aprendizaje. Es oportuno reflejar aquí el testimonio de un alumno que dice que “hecho en falta que la gente valore lo que escribo o que me critique, nadie hace comentarios, tan sólo Saúl me ha hecho un apunte y mi hermano otro y este no cuenta”. La comunidad, la colaboración, sólo se consigue entre varios, no necesariamente muchos; compartir no es desahogarse, expresar las ideas, protestar, mostrar sus preferencias. Si es el inicio para lograr el espacio común.
La creación de una comunidad, vinculada al concepto de aprendizaje colaborativo, se trata de un tarea que, en el ámbito educativo, la debe promover el docente, creando las condiciones adecuadas para que exista comunidad. Se logra cuando los participantes hablan entre sí, comparten recursos, se motivan y apoyan[3]. Es lo que un docente en aula tradicional calificaría como un curso participativo e integrado.El paso esencial es ofrecer el blog para un uso educativo, y explorar las posibilidades que se abren a partir de él. Podrá luego brotar del alumno una hoja más de la enredadera[4]. Para mantener verdes y vivas sus hojas, se deben valoras y confirmar entre sí mediante las visitas, los comentarios y enlaces.


[1] García Aretio, L. Bitácoras (weblogs) y educación. Editorial del BENED Septiembre 2005
[2] Gewerc Barujel, A. (2005) El uso de weblogs en la docencia universitaria - En Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, 4 (1), 9-23 disponible en http://www.unex.es/didactica/RELATEC/sumario_4_1.htm
[3] Valverde Berrocoso, J. y Garrido Arroyo, Ma. C.(2005). La función tutorial en entornos virtuales de aprendizaje: comunicación y comunidad en Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, 4 (1) 53-167.
[4] De Ugarte, David. El poder de las redes. ISBN de la edición electrónica 978-84-611-8873-4

Clásicas y modernas: las tecnologías en el aula

Quienes a diario intentan que sus alumnos aprendan, adoptan un modelo, que no siendo ni único ni definitivo, contiene la aspiración de que con él los alumnos aprendan. Incluyen ciertos recursos, implementan determinadas prácticas, las tecnologías están desde siempre presentes en el proceso de enseñanza – aprendizaje porque es imposible desarrollarlo prescindiendo de todas ellas. La tecnología asiste al docente a enseñar y al alumno a aprender, ayudando a desplegar la comprensión, posibilitando la transferencia y permitiendo reconocer el uso de conceptos, ideas, principios y sus relaciones. Iluminar el conocimiento, tratando los temas del currículum[1].
El pizarrón, los libros, los equipos de música, el laboratorio, la calculadora, las láminas y mapas, la “película”, el diario. Los docentes utilizan estas tecnologías clásicas en un contexto didáctico, con propósitos curriculares, y enseñan a utilizarlas, a “sacarles el jugo”. Puede que el alumno ya esté familiarizado con ellas, que su entorno familiar habitúe a emplearlas.
El alumno aprenderá habilidades de la utilización escolar, además de aprender contenidos. Los docentes pretenden que esos aprendizajes le resulten útiles, que los pueda reutilizar fuera de la escuela, en otros contextos separados por espacio y tiempo. Siempre que en esos contextos resulte significativo utilizarlos.
Las pretensiones del docente no se realizarán si el alumno no cumple con su rol de aprendiz en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Para lo cual deberá, ante todo, poner su esfuerzo. Deberá tener la voluntad de hacerlo.
Las modernas tecnologías de la información y la comunicación, se incorporan al proceso de enseñanza – aprendizaje con el mismo propósito que las clásicas: ayudar a que el alumno entienda. Aunque pueda torcerse la intención, como disciplinar a través del premio y del castigo, como un atajo al esfuerzo y tiempo necesarios, o por que ha resultado mal comprendida o incorrectamente aplicada.
Las tecnologías modernas existen en el contexto real, no son exclusivas ni contrapuestas al contexto escolar. El docente incorpora, de las existentes, aquellas que, a su entender, favorecen el proceso de la educación, enseñará apoyado en ellas los contenidos del currículo (quizás los mismos desde hace mucho tiempo, ya que suelen evolucionar más lentamente que las tecnologías), y junto con ellos, la habilidad tecnológica. En algunos casos se trata de integrar en la vida educativa los medios que el alumno maneja por su cuenta en un proceso que le otorgue nuevos sentidos y vitalidades[2].
Esta huella que queda en la mente de los estudiantes por operar con tecnologías, se denomina “Residuo Cognitivo”[3]. Este conocimiento representa un mayor dominio de habilidades y estrategias que servirán en situaciones posteriores (habilidades transferibles). El alumno aprende de las tecnologías, pero, desgraciadamente, cualquier colaboración exige esfuerzo, por este motivo el alumno deberá dirigir el proceso de aprendizaje metacognitivamente (mindfulness: atención voluntaria). Debe operar “con atención y a conciencia”. A su vez, el aprendiz se esfuerza cuando advierte que la tecnología es de vital importancia para la vida en su comunidad, es decir, la centralidad social y cultural de la tecnología en el contexto del alumno[4].
Las nuevas tecnologías posibilitan nuevos tratamientos, más atractivos, enriquecidos, como los hipertextos, que multiplican las puertas de acceso a nuevos enlaces, organizados como escrituras no secuenciales, a través de los cuales es fácil “perderse” en el laberinto de información. Sin embargo, el esfuerzo de aprender permanece.
Las tecnologías que se utilizan en el aula, clásicas o modernas, no están en el currículum, son propuestas por las experiencias, las modas, las creencias, las posibilidades. Es decisión del docente aceptar los retos de la sociedad, traspasando los usos personales, y utilizarlas para recorrer el camino de la educación junto a sus alumnos.


[1] Litwin, E. (2005) De caminos, puentes y atajos: el lugar de la tecnología en la enseñanza Conferencia inaugural del II Congreso Iberoamericano de Educared "Educación y Nuevas Tecnologías" (Punto 2)
[2] Litwin, E. Op. citada (Punto 8)
[3] Litwin, E. Op. citada (Punto 2)
[4] Salomon G., Perkins D.N. y Globerson, T. en el Revista CL&E Comunicación, lenguaje y educación Nº 13/1992, pág. 6-22.

Todo un planeta que ignoraba desconocer

¡Qué solidez la del ignorante!. Leer Planeta Web 2.0[1] ha sido como leer el libro del Apocalipsis: una revelación tras otra, todo lo oculto era nombrado y descripto. Leía sin entender (sigo así), quizás tenga el corazón endurecido (o la conexión lenta), y son noticias que me provocan espanto y alegría a la vez, conocer la existencia de un planeta distinto dentro de este mundo tan pisado. No necesitaré que de mi cuerpo se desprenda el alma, podré transformarme en un avatar (o un telemuñeco o un nick o un blog o un flickr) para vivir otra vida en el ciberespacio, donde no hay arriba ni abajo, donde se alcanza, sino la eternidad, la infinitud a través de la multiplicación de los enlaces.
El espanto me lo provoca la Ley de Moore Semántica[2], por la velocidad de generación de nuevos términos, todos asociados a nuevas aplicaciones. No se trata de lo mismo nombrado de otra manera (asalto=pijama party), sino de diferentes cosas, muchas veces son evolución de las anteriores, pero se independizan con sus nombres. Las ideas fluyen en pensamientos efímeros, como “slogans”, el espacio terminológico se reconfigura en poco tiempo, lo novedoso se torna obsoleto rápidamente. Este vértigo se acelerará en la próxima Web 3.0, aunque si fuera así, la siguiente a la Web 2.0 no merecería recibir un nombre tan “lineal” como ese. Aunque señalan los autores que no significa un total desplazamiento sino que las aplicaciones conviven.
Soy una inmigrante digital, estoy en pleno trámite de naturalización por opción, si siguen cambiándome la geografía, me deportan.
El fenómeno característico de la Web 2.0 son las aplicaciones que posibilitan la generación y distribución del conocimiento (intercreatividad y colectivización). El rumbo de la Web 2.0 es el que la comunidad hacker soñó en el pasado, y contiene la base de su sistema: la inteligencia colectiva concebida como un modelo abierto centrado en el libre intercambio de conocimientos[3].
Para llegar al objetivo, una breve referencia a los dos conceptos mencionados de intercreatividad y colectivización[4], por hacer posibles los siguientes. El primero, desarrollado por Tim Berners-Lee (1996) como la cooperación productiva, crear con otras personas para alcanzar un grado de conocimiento que beneficie y enriquezca a todos los que participan de esta interacción. Emparentado el concepto del subóptimo paretiano de que siempre es posible mejorar los formatos y productos en el proceso abierto de compartir conocimientos.
El segundo de los conceptos, desarrollado por Pierre Levy (1997), se refiere a la existencia de un saber colectivo, que está distribuido donde exista un grupo de personas que sea capaz de colaborar con su conocimiento para lograr metas en forma colectiva. Los dispositivos tecnológicos permiten mediar entre estas inteligencias individuales, y aprovechan la sinergia[5] del colectivo.
Tres ejemplos que materializan esta filosofía de la apertura son la Creative Commons (ONG que promueve el intercambio libre de software y obras de artistas), Folksonomía (etiquetado social que organiza la información en categorías libres, uno de ellos del.icio.us) y el Colaboratorio (un ámbito virtual donde, a modo de laboratorio, se realizan aportes en relación a un determinado proyecto de investigación, como Wikipedia).
Los hackers, tal cual hippies cibernéticos, profetizan un planeta mejor que funciona bajo la lógica de la abundancia al compartir conocimiento para lograr más y mejor conocimiento; como el hippie clásico daba su amor para multiplicarlo en el mundo.
Pero no se puede vivir del amor, las cuentas no se pueden pagar con amor[6], entonces ¿de qué vive la red?. Los autores definen la estructura triangular de la Web 2.0: tecnología, comunidad y negocio. ¿Y dónde está el negocio si el mismísimo Peter Drucker, gurú de los negocios, señaló que, antes que Internet, el negocio del siglo era la acuicultura?. Es el factor más enigmático del futuro mediato, aunque se pueden señalar tres: hardware (la Mobile Web 2.0 ya lo anticipa[7]), servicios especializados corporativos y publicidad. El precio será, entonces, convivir con la octava plaga: los pop-up (y sus evoluciones).


[1] Cobo Romaní, C y Pardo Kuklinski, H. (2007) Planeta Web 2.0 Inteligencia colectiva o medios fast food. Grup de Recerca d’Interaccions Digitals, Univ. de Vic. FLACSO México. Barcelona/México DF Capítulos 1 y 2
[2] Cobo Romaní, C. y Pardo Kuklinski, H. (2007) op citada, Cap. 1
[3] Cobo Romaní, C. y Pardo Kuklinski, H. (2007) op citada, Cap. 2
[4] Cobo Romaní, C. y Pardo Kuklinski, H. (2007) op citada, Cap. 2
[5] Sinergia se refiere a que el resultado final obtenido por la interacción de ciertos elementos es superior al que se obtendría sumando los resultados alcanzados por cada elemento en forma individual. En sinergia: 2 + 2 = 5
[6] Calamaro, Andrés (2000) No se puede vivir del amor Álbum El Salmón. Dro East West/Gasa – Warner Argentina, Dedo 3 Pista 2
[7] Cobo Romaní, C. y Pardo Kuklinski, H. (2007) op citada, Cap. 6